El debate contemporáneo alrededor de las nociones de archivo, testimonio y testigo nos plantea para el contexto latinoamericano, y en particular, para el chileno, límites y problemas peculiares. La memoria es un proceso dinámico en el que cambian actores y procedimientos narrativos. Los grandes acontecimientos políticos pueden ser observados desde perspectivas "menores" y con materiales residuales que apuntan a nuevas maneras de enfrentar el pasado y el presente; es así´ como en el Cono Sur es posible diferenciar de la importante producción testimonial y memoriali´stica de los setentas y ochentas, las narrativas que recogen la visión y las operaciones simbólicas ya no de aquellos protagonistas, sino de quienes heredaron sus circunstancias políticas. Estas nuevas voces prescinden en muchos casos de los discursos ideológicos y buscan materiales menores como fotografías, cartas, diarios de vida, cuadernos escolares, memorias ficcionales y dibujos para construir su relato. Formatos que ensayan otras formas de producir la identidad, y esbozan puntos de hallazgos y de fuga para cristalizar el cruce entre biografía e historia.